Al
comienzos de la década de los 50 (1953) se producen cambio en el liderazgo de
ambas potencias por parte de estados unidos D. Eisenhower asume como presidente
en reemplazo de Truman quien había cuadruplicado los gasto en defensa para lo
cual EEUU reduce su gasto militar apoyándose en la superioridad nuclear que
tenia, por otra parte después de la muerte de Stalin asume Nikita Jrushchov
como nuevo líder la URSS.
La
figura de Jrushchov no fue bien recibida por parte de la China comunista
Stalinista
que dio como resulta la ruptura de la alianza Chino-Sovietico.
Desde 1957 hasta 1961, Khrushchev mostró
abiertamente su confianza en la superioridad nuclear de la Unión Soviética.
Afirmaba que la capacidad misilística de la URSS era muy superior a la de Estados Unidos y
que sus misiles podrían alcanzar cualquier ciudad estadounidense o europea.
Khrushcev trató de reformular la idea soviético-staliniana, según la cual la
lucha de clases a nivel mundial provocaría inevitablemente una gran guerra
entre proletarios y capitalistas cuyo resultado final sería el triunfo del Comunismo.
Por su parte Kennedy
caracterizó a la Guerra
Fría como una "lucha por las mentes de los hombres"
entre dos sistemas de organización social, a mediados de la década de 1960 la
lucha ideológica había quedado apartada frente a los objetivos geopolíticos de
carácter militar y económico. Después del termino de la segunda
guerra mundial son las armas no convencionales
las que llamaban poderosamente la atención. La principal de estas armas era la bomba atómica. Al principio de la Guerra fría solo EE.UU.
disponía de estas armas, lo que aumentaba significativamente su poder bélico. La Unión Soviética
inició su propio programa de investigaciones, para producir también tales
bombas, algo que consiguió en cuatro años.
Esta carrera armamentística fue promovida por
el llamado "Equilibro de Terror",
según el cual, la potencia que se colocase al frente en la producción de armas,
provocaría un desequilibrio en el escenario internacional: si una de ellas
tuviera mayor número de armas, sería capaz de destruir a la otra. Para los
soviéticos la carrera armamentista estaba sólo en la mente
de los occidentales, porque para ellos se trataba de ir incrementando su
arsenal y perfeccionando sus vectores (misiles, bombarderos y submarinos) según
sus posibilidades, porque no podía igualar o superar a occidente. Esta desproporción parecen confirmarla
hechos como que los misiles intercontinentales (ICBM) sólo comenzaron a
estar a la altura de los estadounidenses, en lo que a operatividad y fiabilidad
se refiere, hacia finales de los setenta. Tampoco los submarinos nucleares
parecían poder medirse con los occidentales, como prueba la gran cantidad de
accidentes que padecieron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario